EE.UU. Sigue la investigación por ataque en Times Square mientras crece la desconfianza
DANIEL HERRERA LUSSICH
En WASHINGTON
CORRESPONSAL PERMANENTE
En los últimos meses creció la desconfianza sobre un nuevo posible ataque terrorista contra EE.UU., mientras sigue la investigación sobre el fallido atentado de "Times Square" y se conocen asombrosos factores de azar que evitaron catástrofes.
El reciente intento de hacer detonar un automóvil con una poderosa bomba casera en pleno "Times Square", en el corazón de Manhattan, las continuas noticias de allanamientos en busca de "socios" del ciudadano americano de origen pakistaní, Faisal Shahzad, impulsan a la gente a pensar que el episodio no está terminado y que "el detenido no actuó solo, como reiteradamente lo ha declarado ante las autoridades en Nueva York".
Se han confirmado los viajes de Shahzad y su adiestramiento en campos dominados por los talibanes en Pakistán. Nada ha trascendido que explique qué llevó al brusco cambio en la personalidad del hombre de 30 años -graduado universitario estadounidense en computación y administración empresarial, casado con una joven nacida en territorio americano, de ascendencia paquistaní, con dos pequeños hijos, que aparentemente había logrado el "sueño americano" y formaba una ejemplar familia de clase media- a convertirse en un terrorista dispuesto a ejecutar un "atentado" que, de haber funcionado habría dejado centenares de muertos y heridos y serios daños materiales en toda la zona neoyorquina.
Pero el destino tuvo su intervención y la suerte cambió el final de sangre que había proyectado Shahzad. Un vendedor ambulante, habitual en "Times Square", observó el coche bomba mal estacionado y una pequeña columna de humo e instintivamente dio el grito fuerte y nervioso de alerta.
Con rapidez fue desalojada la zona, una o la más concurrida de público de toda Nueva York, y desactivado el explosivo. Se inició desde ese instante una carrera desenfrenada en busca del o los autores del fallido atentado. Y también desde ese momento jugó un papel importantísimo el factor suerte y se pudo "aprehender" al terrorista apenas 48 horas después de descubierto el "todoterreno", cargado de material explosivo.
En la última semana han seguido ocupando las primeras planas de la prensa una seguidilla de noticias, atribuidas a los servicios de inteligencia, sobre una serie de allanamientos y detenciones realizadas en Nueva York y Boston, ante la "sospecha y algunas evidencias de existencia de compinches de Shahzad en la planificación y ejecución del atentado".
Frente a estas novedades y la serie de hechos violentos o intentos de actos terroristas en territorio estadounidense, registrados en los últimos meses, la opinión pública exhibe inquietud y lo expresa en encuestas que semanalmente realizan las consultoras y medios de prensa. Ha caído la popularidad de Obama y del Congreso y la gente apoya la "tesis de mantener cercados y acosados a los talibanes en los límites de Afganistán y Pakistán, sin abrir espacios ni tiempo para acercarse a suelo americano".
También se estima que han jugado factores de suerte para detener a sospechosos o implicados en actividades terroristas y en otros casos fatales acciones como la ocurrida en la base Fort Hood. Allí en pleno "campus" el mayor Malik Hassan disparó "al barrer en una ceremonia de graduación y mató a 12 personas, entre militares y familiares". En este último caso el asesino "había comenzado a vestirse con la `galabeya` (túnica) y dejado el uniforme cuando salía de día libre y desde meses antes se había relacionado con un clérigo radical en Yemen". El FBI estaba al tanto de estas relaciones, pero "se señaló oficialmente que nunca se estimó que representaba una amenaza inmediata".
Una falta de atención similar ocurrió con el joven terrorista que intento volar el avión de la compañía Northwest, que venía de Holanda, el día de Navidad última, y estaba aterrizando en el aeropuerto de Detroit. La detonación no se produjo sólo por impericia del radical islamita, que no pudo accionar el aparato que tenía escondido entre sus ropas. El frustrado autor, hoy pagando cadena perpetua en una prisión de este país, un joven nigeriano, Umar Farouk Abdulmutallab, de 20 años, había sido denunciado por compañías peligrosas por su propio padre, un conocido y respetado empresario de Nigeria, pero sus "alertas" no fueron escuchados por las autoridades.
Ahora con respecto a Shahzad se llegó tarde siempre. Pese a que su nombre aparecía en la lista que proporcionan las autoridades sobre los viajeros que no están en condiciones de "trepar" a un avión. Esa nómina estuvo, desde 10 horas antes, en manos de la compañía y de los guardias, pero recién se logró -y apenas por minutos- apresarlo ya en el interior cuando el aparato se aprestaba a despegar hacia Dubai. Asombrosamente las listas de las personas que están bajo la prohibición de "volar" se actualizaban cada 24 horas. Todo fue rápidamente corregido y la lista de pasajeros se coteja, desde ese polémico vuelo, con la de "vetados", cada dos horas.
Sin duda se han cometido serios errores, como los señalados, pero también debe existir una larga cadena de éxitos, que no se publicita. Si no ocurriera así habríamos sido víctimas los que estamos viviendo en este gigante país, de numerosos y terribles atentados terroristas.
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