martes, 15 de abril de 2014

La trastienda de cuatro marcas de ropa que se sostienen a puro marketing y caras famosas

Las sospechas de corrupción en Lacoste, Cacharel, Paula y Penguin son fuertes y avaladas por una investigación de la casa matriz de Francia. La noticia ya provocó la salida de su CEO, Rodolfo "Rudy" Gotlib. Qué hay detrás del escándalo.


Cuando en agosto de 2003 el empresario Juan Navarro le compró la marca Cacharel para unirla a su portfolio textil debilitado post crisis del 2001 a Rodolfo "Rudy" Gotlib, además ganó un amigo.
Rudy y su mujer Nora eran propietarios de una licencia de ropa francesa como Cacharel y recibían a la prensa en el living de su casa y trabajaban fuerte por instalar y modernizar una marca ícono de estilo clásico en la indumentaria femenina. 

Navarro vio esa calidad distintiva en su trabajo  y no dudó ese mismo año en nombrarlo a Gotlib CEO de las tres marcas que a partir del 2004 se fueron fortaleciendo hasta formar un pool de indumentaria de lujo, con fuerte exposición publicitaria y mediática y siempre rondando su inserción en la  alta sociedad argentina, cada una con su target y  su concepto. El grupo Vesuvio primero lo integraron las marcas  Lacoste, Cacharel, Paula  y más tarde se anexó a la inglesa Penguin.
Pero hoy la noticia no solo son los fuertes rumores de corrupción que envuelven a las cuatro marcas sino también que una amistad que supo ser sólida, se terminó para siempre:  Navarro despidió a Gotlib al frente de las marcas. 

Los detalles  
Las cuatro firmas pertenecen el 50%  al Exxel Group cuyo propietario es el empresario Juan Navarro Castex y el otro 50% al holding Lacoste de Francia. 

En el sector de la moda e indumentaria hace tiempo y casi de manera cíclica que sobre las  firmas se especula que la salud financiera no es la mejor. 

Como contracara - ya ocurrió en los albores del 2001- las marcas redoblan sus presupuestos en  marketing y comunicación y se exhiben vigorosas desde las publicidades en las principales revistas de moda, las gigantografías en la calle y eventos de marketing que convocan a famosos que se van con su bolsita bajo el brazo. 

De hecho Juan Navarro tiene la licencia de Lacoste para Brasil, lo que por la dimensión de ese país engrosó considerablemente su facturación.

Infobae conversó con una alta fuente del grupo que pidió no ser revelada y que expresó: "esta vez el tema es complicado porque se trata de (Rodolfo)  Rudy Gotlib. Quedó muy expuesto y esto daña la imagen de las marcas. Es cierto que el grupo siempre invirtió en marketing y publicidad, pero eso es parte del target premium de las mismas. La dupla era buena: Juan un empresario con mucha visión y arriesgado y Rudy alguien que conocía el sector". 

Lo que dice la investigación que lideró y fue solicitada por Lacoste Francia es que se sospecha de haber constatado más de 20 casos de corrupción. Y de alguna manera deja al descubierto "una especie de empresa paralela de indumentaria" dentro del propio grupo; que proveía a uno de los principales competidores: Polo Ralph Lauren.   

La vinculación con celebrities y caras famosos fue otro "claim" clásico y fundamental de estas cuatro marcas líderes de indumentaria del Grupo Exxel.  

Las celebrities y famosos juegan el doble rol de usar la ropa -que en su mayoría reciben gratis- y muchos se convierten en embajadores de las marcas.
Cuatro targets, cuatro marcas
El caso de la marca inglesa Penguin fue muy emblemático porque se trata de la reinstalación de una marca que fue muy fuerte en el país en los años 80, con bases del siglo XXI. El primer embajador de la marca fue el tenista "Gato" Gaudio y luego siguió Andy Kuznetsoff posando en las gigantografías de la ciudad.

Con Cacharel la situación de la marca fue más tranquila y previsible dentro de la lógica de la industria de la moda. Una marca de estilo hiperclásico que necesita de las vidrieras de lujo, los desfiles y la seguidilla de clientas colección tras colección  para crecer.
El sector de la moda sabe del estilo del matrimonio Gotlib para acercar lo que era "su marca" Cacharel a los medios. Ellos mismos se encargaban de informar las novedades de las colecciones y contaban las vicisitudes del negocio. Previo al ingreso de Rudy al holding Exxel y muy al estilo de cómo las marcas de moda se relacionaban con los medios en los noventa, de manera directa y frontal.
Con la aspiracional  Lacoste el foco del negocio se expande:  además de proveer al mercado local, se asocia con un 50% de estas etiquetas exclusivas para su fabricación y venta no solo en la Argentina sino también en Brasil, generando una facturación millonaria.

Navarro tiene además la concesión de Lacoste en Chile y Uruguay. Una de las acusaciones más fuertes es que Gotlib  proveía prendas  clandestinamente  utilizando la infraestrutura operativa de la compañía.  Y se cree de acuerdo a la investigación que son prendas de Ralph Lauren. 

Cuando Navarro reunió avales de la investigación, aunque aún sigue en instancia de presunción, la cabeza del Exxel Group  intervino las empresas y echó a los Gotlib.

Compañeros de ruta

Paula Cahen D´Anvers, ideóloga y creadora de la marca Paula, no necesitó rodearse de la alta sociedad local, ella es parte de la misma. La instalación y permanencia de la marca mucho tiene que ver con ella. Dueña de un estilo acorde a los tiempos modernos, la marca  trascendió a Paula y Paula trascendió a la marca. Primero pareja y compinche de Alan Faena y luego casada con Federico Álvarez Castillo, ellos conformaron 20 años atrás un  trío transgresor y creativo que revolucionó las marcas de indumentaria de autor en la Argentina. Juntos  pusieron a rodar marcas como Via Vai, Mango y Diesel, entre otras.

El Exxel Group es el propietario de las licencias de las marcas mencionadas. Juan Navarro, como titular del fondo de inversión, y  Rodolfo "Rudy" Gotlib como CEO al frente de todas sus marcas de ropa; Joaquín Gotlib, el hijo de Rudy quedó a cargo del manejo de la marca más prometedora:  Penguin. 

De este organigrama en apariencia ideal, hoy Gotlib está afuera de la companía y la investigación roza de manera muy comprometida a su hermano (Federico Gotlib) y a Joaquín. Las cuatro empresas, según revelan los últimos balances,  facturaron u$s 270 millones y demostraron utilidades por u$s 35 millones.

Tal vez de allí la mayor desazón de Navarro: después de todos los vaivenes y descalabros financieros del 2001 pensó que había encontrado a su socio ideal. Esa amistad hoy está totalmente terminada.  Lo último había sido la expansión, sobre todo en la provincia de San Juan.

Indumentaria made in argentina 

Gotlib fue la cara visible de la nueva planta que se construyó en San Juan para producir las remeras Lacoste en la Argentina. Allí proyectó dar empleo a 200 personas que se sumarán a las 1200 que ya tiene Lacoste en la Argentina. De esta forma se "va a sustituir importaciones y exportar remeras" especificó Rudy en declaraciones a la prensa en el contexto de la inauguración.

Alrededor de esta posibilidad de producir made in argentina merodea la investigación que sugiere una especie de "empresa paralela", conducida por Gotlib, para proveer a marcas y países vecinos por fuera del Exxel. 

La expansión del Grupo Vesuvio que ampara a las cuatro marcas era un sueño compartido entre Navarro y Gotlib. Ambos creían y estaban convencidos que su socio europeo distinguía a la Argentina como casa matriz del resto de los países de América del Sur, siendo el sexto país de consumo en el mundo de prendas Lacoste y que el mercado brasileño es clave en la estrategia de la empresa. Veremos ahora qué determina la justicia.

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