viernes, 11 de septiembre de 2009

11-S, el día en que el Mundo Cambio Para Siempre

Tras los atentados, Estados Unidos declaró la guerra al terrorismo y 26 días después atacó Afganistán, el país de los talibanes, del que salió el máximo inspirador del terrorismo islamista, Osama Bin Laden.
Con motivo del 11-S, Obama ha tenido que hacer frente a una crisis en su gabinete tras la renuncia de su asesor para asuntos medioambientales, tras la polémica surgida por su apoyo a una organización que acusa a altos cargos del anterior Gobierno de estar implicados en los atentados.
La tragedia del 11-S sigue muy presente entre el pueblo estadounidense, que como todos los años se dispone a honrar a las víctimas en una fecha que Obama declaró Día Nacional de Servicio y Recuerdo

Estados Unidos sufrió el 11 de septiembre de 2001 el atentado más grave de su historia, que costó la vida a 2.974 personas, después de que integristas islámicos atentaron contra las Torres Gemelas de Nueva York y el Pentágono, en Washington, sobre los que estrellaron tres aviones de pasajeros que previamente habían sido secuestrados.

Hubo una cuarta aeronave que acabó estrellándose sobre el suelo de Pennsilvania antes de alcanzar su objetivo, al parecer la propia Casa Blanca, después de que sus valientes pasajeros se rebelasen contra los secuestradores.
Tras el atentado, Estados Unidos declaró la guerra al terrorismo y 26 días después atacó Afganistán, el país de los talibanes, del que salió el máximo inspirador del terrorismo islamista, Osama Bin Laden, que a día de hoy sigue en paradero desconocido

Dos años después, el foco de la lucha contra el terrorismo enfocó al régimen de Sadam Husein, e Irak fue invadido por una coalición internacional liderada por el gobierno de George W. Bush.

Las guerras de Irak y Afganistán siguen abiertas, aunque en la primera de ellas el presidente de EE. UU., Barack Obama, acaba de confirmar la fecha de salida de las tropas estadounidenses, que se completará a finales de 2011, y en la que han muerto casi 4.300 soldados estadounidenses.

En Afganistán, el propio Obama reconoció que la guerra contra los insurgentes talibanes no será "rápida" ni "fácil", pero insistió en que la victoria resulta fundamental para la seguridad estadounidense.

"Los que atacaron a EEUU el 11 de septiembre (de 2001) están conspirando para volver a hacerlo", afirmó el presidente estadounidense en agosto último, durante un discurso ante la Convención de Veteranos de Guerras Extranjeras.

El gobierno de Obama lidia también con otra herencia de la etapa anterior: la de la base de Guantánamo, donde fueron encarcelados de forma indefinida centenares de personas acusadas de estar vinculadas con el terrorismo internacional.

Barack Obama reconoció en mayo pasado que la situación de algunos prisioneros de Guantánamo es uno de los "mayores problemas" de su administración.

En Guantánamo "hay muchas personas que deberíamos haber juzgado antes y no se hizo", dijo el presidente de EE. UU., y añadió que "hay presos que podrían ser peligrosos", en cuyo caso no se pueden liberar, por lo que encontrar una solución para determinar qué hacer con ellos va a ser uno de los "mayores problemas", aseguró.

Con motivo del 11-S, Obama ha tenido que hacer frente asimismo a una crisis en su gabinete tras la renuncia de su asesor para asuntos medioambientales, Van Jones, conocido como el “zar verde”, tras la polémica surgida por su apoyo a una organización que acusa a altos cargos del anterior Gobierno de estar implicados en los atentados.

Jones había firmado una petición en 2004 que solicitaba la convocatoria de audiencias en el Congreso para esclarecer si altos funcionarios del Gobierno habían permitido que tuvieran lugar los ataques del 11-S.

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