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Investigadores descubrieron un enigmático exceso de electrones de alta energĂa que bombardean la Tierra desde el espacio. AĂşn se desconoce cuál es la fuente de estos rayos cĂłsmicos.
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Nov. 19, 2008: Un equipo internacional de investigadores ha descubierto un enigmático exceso de electrones que bombardean la Tierra desde el espacio. Se desconoce cuál es la fuente de estos rayos cĂłsmicos, pero debe de estar cerca del sistema solar y podrĂa estar hecha de materia oscura. Los resultados del descubrimiento se informan en el ejemplar del 20 de noviembre de la revista Nature.
"Este es un gran descubrimiento", dice el coautor del informe John Wefel, de la Universidad Estatal de Louisiana. "Es la primera vez que vemos una fuente discreta de rayos cósmicos acelerados que se destacan sobre el fondo galáctico".
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Derecha: Concepto artĂstico de rayos cĂłsmicos que golpean contra la atmĂłsfera superior de la Tierra. CrĂ©dito de la imagen: Simon Swordy, Universidad de Chicago. [Imagen ampliada]
Los rayos cĂłsmicos galácticos son partĂculas subatĂłmicas aceleradas a casi la velocidad de la luz por explosiones de supernovas distantes y por otros sucesos violentos. Dichos rayos viajan por toda la VĂa Láctea, formando una nube de partĂculas de alta energĂa que ingresa al sistema solar desde todas direcciones. Los rayos cĂłsmicos están compuestos principalmente por protones y nĂşcleos atĂłmicos más pesados con una "pizca" de electrones y fotones que "condimentan" la mezcla.
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Para estudiar los rayos cĂłsmicos más poderosos e interesantes, Wefel y algunos colegas han pasado los Ăşltimos ocho años haciendo volar una serie de globos a travĂ©s de la estratosfera, sobre la Antártida. En todas esas oportunidades, la carga Ăştil fue un detector de rayos cĂłsmicos financiado por la NASA, llamado ATIC (sigla que en idioma inglĂ©s significa: Advanced Thin Ionization Calorimeter o CalorĂmetro Avanzado de Baja IonizaciĂłn, en idioma español). El equipo esperaba que el ATIC llevará la cuenta de la mezcla usual de partĂculas, principalmente de protones e iones, pero el calorĂmetro descubriĂł algo extra: abundancia de electrones de alta energĂa.
Wefel compara esto con conducir por una carretera entre sedanes, furgonetas y camiones, cuando de repente una gran cantidad de Lamborghini irrumpen en el tránsito normal. "Uno no espera ver tantos automĂłviles de carrera en el camino, o tantos electrones de alta energĂa en la mezcla de rayos cĂłsmicos". Durante cinco semanas, en las cuales se lanzaron globos, en 2000 y 2003, el ATIC contĂł 70 electrones en exceso en el rango de energĂa de 300-800 GeV. ("Exceso" significa sobre y por arriba de la cantidad usual esperada del fondo galáctico.) Setenta electrones puede no sonar como una gran cantidad pero, al igual que setenta Lamborghini en la carretera, es un exceso significativo.
Arriba: Cuentas de electrones de alta energĂa realizada por el ATIC. La curva triangular ajustada a los datos proviene de un modelo de aniquilaciĂłn de materia oscura que presenta una partĂcula Kaluza-Klein con una masa cercana a los 620 GeV. Los detalles se pueden encontrar en la ediciĂłn de Nature del 20 de noviembre de 2008: "Un exceso de electrones de rayos cĂłsmicos a energĂas de 300-800 GeV" ("An excess of cosmic ray electrons at energies of 300-800 Gev"), por J. Chang y colaboradores. [Imagen ampliada]
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"La fuente de estos exĂłticos electrones debe de estar relativamente cerca del sistema solar —a no más de un kiloparsec de distancia", dice el coautor de la investigaciĂłn, Jim Adams, del Centro Marshall para Vuelos Espaciales (Marshall Space Flight Center, en idioma inglĂ©s), de la NASA.
¿Por quĂ© debe de estar cerca la fuente? Adams explica: "Los electrones de alta energĂa pierden energĂa rápidamente conforme vuelan a travĂ©s de la galaxia. Se desprenden de la energĂa principalmente de dos maneras: (1) cuando colisionan con protones de menor energĂa, en un proceso llamado dispersiĂłn inversa de Compton y (2) cuando irradian parte de su energĂa moviĂ©ndose en forma de espiral a travĂ©s del campo magnĂ©tico de la galaxia". Para cuando un electrĂłn ha viajado un kiloparsec completo, ya no es de tan 'alta energĂa'.
Por lo tanto, los electrones de alta energĂa son locales. Algunos miembros del equipo de investigaciĂłn creen que la fuente podrĂa estar a menos de unos cientos de parsecs de distancia. A modo de comparaciĂłn, el disco de la galaxia espiral denominada VĂa Láctea mide cerca de treinta mil parsecs de ancho. (Un parsec es equivale a aproximadamente tres años luz.)
"Lamentablemente", dice Wefel, "no podemos ubicar la fuente en el cielo". Aunque el ATIC mide la direcciĂłn de las partĂculas que ingresan, es difĂcil traducir esos ángulos de ingreso a coordenadas celestes. En primer lugar, el detector estaba alojado en una canasta de un globo que se balanceaba alrededor del Polo Sur en un vĂłrtice turbulento de vientos de gran altitud; eso hace que sea difĂcil ubicar la fuente. Además, las direcciones de los electrones que ingresan han sido revueltas hasta cierto punto por los campos magnĂ©ticos galáticos. "Lo mejor que el ATIC podrĂa esperar es medir una anisotropĂa general —un lado del cielo respecto del otro ".
Derecha: El detector de rayos cósmicos del ATIC asciende hacia la estratosfera amarrado a un globo de investigación de gran altitud. Más imágenes del lanzamiento: #1, #2, #3.
Esta inexactitud da rienda suelta a la imaginaciĂłn. Las posibilidades menos exĂłticas incluyen, por ejemplo, un pulsar cercano, un 'microcuasar' o un agujero negro de masa estelar (todos ellos son capaces de acelerar electrones a estas energĂas). Es posible que una fuente de este tipo merodee no muy lejos sin ser detectada. El recientemente lanzado Telescopio Espacial de Rayos Gamma Fermi, de la NASA, está apenas comenzando a examinar el cielo con suficiente sensibilidad como para revelar algunos de estos objetos.
Una posibilidad aún más tentadora es la materia oscura.
Existe una clase de teorĂas fĂsicas llamadas "teorĂas de Kaluza-Klein" que busca conciliar la gravedad con otras fuerzas fundamentales, y lo hace proponiendo dimensiones extra. Además de la familiar tridimensiĂłn de la experiencia humana, podrĂa haber hasta ocho dimensiones más tejidas en el espacio que nos rodea. Una explicaciĂłn popular sobre la materia oscura, que todavĂa no ha sido demostrada, es que las partĂculas que la forman habitan las dimensiones extra. Nosotros sentimos su presencia mediante la fuerza de gravedad, pero no las detectamos de ninguna otra manera.
¿CĂłmo es que esto produce rayos cĂłsmicos en exceso? Las partĂculas de Kaluza-Klein tienen la curiosa propiedad (una de muchas) de ser sus propias antipartĂculas. Cuando dos de ellas colisionan, se aniquilan mutuamente, produciendo de este modo un rocĂo de fotones y electrones de alta energĂa. Sin embargo, los electrones no se pierden en dimensiones escondidas sino que se materializan en las 3 dimensiones del mundo real donde el ATIC puede detectarlas como "rayos cĂłsmicos".
"Nuestros datos podrĂan ser explicados por una nube o grumo de materia oscura en los alrededores del sistema solar", dice Wefel. "En particular, existe una hipotĂ©tica partĂcula Kaluza-Klein con una masa cercana a los 620 GeV que, al ser aniquilada, deberĂa producir electrones con el mismo espectro de las energĂas que observamos".
El hecho de poner a prueba esta posibilidad no es menor porque la materia oscura es muy, bueno, oscura. Pero puede ser posible encontrar la nube buscando otros productos de la aniquilaciĂłn, tales como los rayos gamma. De nuevo, el Telescopio Espacial Fermi puede tener la mejor oportunidad de ubicar la fuente.
"Sea lo que sea", dice Adams, "va a ser increĂble".
Para obtener más informaciĂłn acerca de esta investigaciĂłn, consultar "Un exceso de electrones de rayos cĂłsmicos a energĂas de 300-800 GeV" ("An excess of cosmic ray electrons at energies of 300-800 Gev"), por J. Chang y colaboradores, en el ejemplar del 20 de noviembre de 2008, de Nature.
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